Númenes


Salve Derek!


28 de diciembre, 2021

Es bien sabido que eres el primero de los principales y de todos los númenes que en Albama pueden existir, puesto que con ella has nacido, a Albama has visto crecer, y con ella probablemente des de tus últimos suspiros. Eres ese jinete que, cabalgando sobre el estro, te desenvuelves en el camino buscando una inspiración casi ausente y enjaulada, imprudentemente imposible, y, en consecuencia a la larga aventura, te causa a ti la miseria, manteniéndote totalmente intranquilo sobre aquello que podría quitártela, y, sobre todo, alerta ante los riesgos comunes de esos rincones, fúnebres y tenues a los cuales llamas coloquialmente plagios. 

El trabajo de un numen es difícil, no tan difícil que del propio autor, sin embargo, un numen labora por sus propios méritos, y por cualquiera que sea su trabajo asignado, nunca puede un numen descansar, ni mucho menos sentirse satisfecho. Para eso uno vive, y para eso viene uno hacía él. Proteges algo intocable, personificas todo aquello, todo lo existente, ya que de ti han nacido los otros (¿Qué otros?), mismos que por su egoísmo también han intentando alcanzarte y tocar, por causa, el cuerpo del cual sea la materia, la razón o el misterio que a ti se te haya sido encomendado.

Allí, en tu camino, se escucha la lírica del pensador, que aviva con quemaduras el espíritu del yukibaki (¿Yukibaki?) el cual se supone es uno de tus amigos, tu favorito por así decirlo, ¿Qué le vez a ese yukibaki, eh?, ¿Dónde vive aquél, cuál es el camino por el cual atraviesas?

Divago. Es tan profundo lo que trato de decirte, y es por esa razón por la que hasta aquí te dejo. Vale, Derek. 

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